jueves, 31 de diciembre de 2015

Pídeme lo que quieras y yo te lo daré - Megan Maxwell (Reseña)


Título: Pídeme lo que quieras y yo te lo daré.
Autor: Megan Maxwell.
Editorial: Esensia.
Género: Romántico/Erótico.
Fecha de Publicación: Noviembre 2015.
Páginas: 720.
PVP: 15,90€.

Sinopsis: A pesar de las discusiones, Eric y Judith siguen tan enamorados como el primer día en que sus miradas se cruzaron. Juntos han formado una preciosa familia a la que adoran y por la que son capaces de cualquier cosa. Flyn, aquel niño al que Judith conoció al llegar a Múnich, se ha convertido en un adolescente, su vida se complica y afecta a todos los que conforman su entorno.
El abogado Björn y la exteniente Mel continúan con su historia de amor junto a la pequeña Sami. La convivencia les ha beneficiado mucho, pero hay algo que Björn no consigue de Mel: que se case con él. Las relaciones de ambas parejas van viento en popa. Se quieren, se respetan, nada parece fuera de lugar, hasta que de repente, personas y sorpresas del pasado irrumpen en sus vidas y lo ponen todo patas arriba. ¿Serán capaces de superar este giro inesperado? ¿Podrá con todo el amor que se profesan?; o, por el contrario, ¿cambiarán sus sentimientos para siempre?



Para mi primera reseña en este blog he decidido elegir un libro casi recién publicado y que muchas lectoras han esperado mucho desde que se anunció mientras otras se llevaban las manos a la cabeza pensando que cuatro podían ser multitud. Se trata del cuarto libro de “Pídeme lo que quieras”, la que ya no es una trilogía, sino una saga, tras la llegada del nuevo “Pídeme lo que quieras y yo te lo daré”.
Normalmente, cuando acabamos un libro o conjunto de libros de este tipo, al final nos encontramos con un epílogo que nos explica brevemente cómo fue la vida de los protagonistas pasados unos meses o unos años, y todo es color de rosa: amor, hijos, felicidad… Pero ésta vez, “Pídeme lo que quieras y yo te lo daré” es algo así como un epílogo contado en muchas más páginas, ya que narra la vida matrimonial y familiar de Eric y Jud pasados unos 2-3 años del final del tercer libro, y si algo tiene de realista es que no todo es perfecto en el matrimonio a pesar de que se amen, y las discusiones forman parte del día a día.

Este libro se divide en capítulos narrados en primera persona por Jud, y otros narrados en tercera persona en los que entramos también en la vida de sus buenos amigos Björn y Mel, continuando la relación que empezó en “Sorpréndeme”. Abundan un poco más los capítulos referentes a Jud, Eric y su familia. Pero si no te has leído “Sórprendeme”, tampoco te preocupes, no es imprescindible para continuar con “Pídeme lo que quieras y yo te lo daré”, salvo que descubrirás que de repente Eric ya tiene a la pequeña morenita que tanto ansiaba, su hija Hannah, de dos años, la cual nació en ese otro libro.

Megan Maxwell, como nos tiene acostumbrados, crea historias fáciles y rápidas de leer, y el personaje de Judith es divertido, ella es muy diferente a otras protagonistas de libros similares, pero por otra parte, creo que Megan abusa mucho de nuevo de palabras y expresiones que se repiten hasta la saciedad a lo largo de las páginas y que terminan cansando un poco al lector, con esto me refiero a algunas como: Coca-cola fresquita, James Bond 007, gilipollas, monstruita, chicarrón, marichocho, etc. Como también, bajo mi punto de vista, abusa demasiado de los personajes que practican el tipo de sexo que atrae a Eric y de encontrárselos sorpresivamente en cualquier parte. Vale, sí, sé que en parte es normal que los protagonistas del libro conozcan a mucha gente que practica “swinger”, intercambio de parejas o sexo en grupo, dado que es el ambiente en el que ellos se mueven y frecuentan, peeeeeero, tampoco es necesario abusar, ¿es necesario que hasta el profesor de Flynn dé la casualidad de que practique sexo con los padres del niño? ¿O que, en el pasado, hasta el marido de la hermana de Jud haya tenido aventurillas de ese tipo? ¿Tendría que empezar a plantearme que lo común es lo que ellos hacen? Creo que Megan exagera un poco metiendo en la historia a tantísimos personajes que practican o han practicado en algún momento sexo grupal.

Como os decía, por una parte, leeremos como Mel, Björn y la hija de ella han formado una bonita familia juntos, se llevan muy bien, aún no se han casado ni han tenido hijos en común, pero él desea ambas cosas y no pierde la esperanza de conseguirlo, además, el abogado quiere acceder como socio a un gran bufete, pero aunque ante él los estirados socios y sus esposas floreros se muestran amables, no lo son tanto con Mel, una madre soltera, contestona y con tatuajes, a la que ven como un impedimento en la carrera profesional de Björn. Por si fuera poco, la pareja se topa con un hecho inesperado, un chico de catorce años, solitario y sin familia, que dice ser hijo del guapo abogado.

Y por la otra parte, Jud y Eric. Tristemente su matrimonio se resume fácilmente: discusión, reconciliación, discusión, reconciliación, discusión… Y es que Eric ya no es para Jud el hombre de un principio que procuraba enamorarla en cada momento, pasada la desmedida pasión inicial, ahora dedica muchas horas al trabajo, Jud pasa muchas horas en casa con los niños e insiste a su marido en que quiere trabajar, además, Flynn, el pequeño coreano-alemán ya está en plena adolescencia, se junta en el instituto con compañeros nada aconsejables y propicia la inmensa mayoría de discusiones entre Jud y Eric, ya que ella, la que más tiempo está en casa con el niño, oculta a su marido muchas de las cosas que Flynn le hace y muchas de las duras palabras que le dedica el coreano cuando Eric no está presente, para evitarle esos dolores de cabeza que le dan a causa de su enfermedad ocular cuando se pone nervioso. Mientras que Eric, que solo conoce la mitad de las cosas reprochables que Flynn hace y dice, juzga a su mujer por ser tan dura con el adolescente. Debo decir, que aunque las discusiones entre la pareja sean numerosas y repetitivas, alguna que otra me llevó a la lagrimilla y a los lagrimones, porque Megan plasma bien el dolor que muchas de las veces se causan a pesar del amor que se sienten.

Pero si algo odio de un libro es que los malos se salgan con la suya. Lo siento, no lo puedo remediar, me gustan las historias con finales totalmente felices, y en éste hay algo que me dejó con una espinita clavada. Como he dicho, las discusiones de Eric y Jud se dan prácticamente durante todo el libro con demasiado frecuencia, y a un poco más de medio libro sucede algo totalmente inesperado entre ellos, cuando digo totalmente inesperado es TOTALMENTE INESPERADO. Hay muchos momentos que son previsibles, pero os aseguro que éste no, y que me dejó con muy mal sabor de boca, no tanto porque ocurriera tal cosa, a pesar de que me sentí exactamente igual de contrariada que Jud tras esto y porque se rompiera la primera regla que la pareja tenían acordada desde hace años, sino por cómo Megan lo solucionó luego. Creo que ahondó en un tema controversial, un delito que ni siquiera es denunciado ya que tampoco hubiera servido de mucho y que por lo tanto no me dejó satisfecha, sino del todo impotente. Para las que ya lo hayan leído diré que sí, que sé que el “final” de los malos de la historia es muy duro, pero hubiera preferido que no fuera ese, prefería la venganza directamente de la mano de Jud o Eric.

A pesar de todo, ese hecho del que os hablaba, marca un claro antes y después en el libro, y en la vida del matrimonio, tras esto me pareció que la narración cogía aún más ritmo y que se volvía mucho más interesante y entretenida. Al pie del divorcio, volveremos a sentirnos como al inicio de la saga, con un desesperado y arrepentido Flynn que desea no perder a su madre y con un paciente Eric que hace todo lo posible por hacerle recordar a su esposa los numerosos y bellos momentos vividos entre ellos.

En resumen, si fuisteis muy enamoradas de la relación de Eric y Jud en los tres anteriores libros, o hasta de la relación de Mel y Björn, leedlo, porque aunque muchas veces queráis matar a alguien, al final, sin duda, volveréis a amarlos con locura.

Hasta la próxima, amigos.
Y recuerden: lo mejor, está por leer. 

 3 / 5